Construcción del conocimiento científico

El conocimiento científico es un conocimiento racional, el cual se obtiene de la reflexión y de la observación de la naturaleza y sus fenómenos.  El conocimiento racional puede ser empírico y teórico.

¿Cómo propiciar la formación de un verdadero conocimiento científico? Es un cuestionamiento reflexivo de la didáctica de las ciencias, puesto que constituye un reto lograr que los estudiantes logren reflexionar sobre el papel de la ciencia en la historia humana y en la sociedad, además de desarrollar cualidades positivas en los estudiantes, sobre el accionar científico.

La formación del conocimiento científico requiere un compromiso ineludible, puesto que no se trata de una transmisión de conceptos y teoría de manera lógica y ordenada, sino en la formación de conciencia crítica y   reflexiva de lo que aprende, además de la importancia de las leyes que rigen el universo y su aplicación.  Se debe buscar que el estudiante sea capaz de cuestionar el mundo que lo rodea, que sienta interés por comprender el universo y sus fenómenos. En este sentido es importante que la formación científica no se limite a sólo aplicar fórmulas y procedimientos, sino que los individuos sean capaces de ver más allá de estos.

Para lograr enseñar un conocimiento a un estudiante resulta, en primera instancia, substancial constatar que domine los conocimientos previos que le servirán de base para el aprendizaje, con el fin de aprovechar sus experiencias, percepciones, preconceptos y sus errores conceptuales.  Por otro lado, se deben potenciar habilidades que son de gran relevancia en el aprendizaje de los conocimientos científicos como son las de definir, observar, describir, comparar, clasificar, argumentar y abstraer. Para que el aprendizaje de los nuevos conceptos y teorías científicas no se convierta en simples reproducciones verbales, es preciso, no dar los contenidos científicos acabados, o como certezas incuestionables, ya que la ciencia como tal , está en constante evolución . El docente debe guiar y orientar el proceso de aprendizaje de los estudiantes, pero a su vez, debe propiciar que los mismos asuman autonomía en el proceso, por lo que debe ser capaz de abrir espacios reflexivos que permitan al estudiante relacionar, de manera consciente y no arbitraria o memorística, los nuevos conocimientos con los otros conocimientos que ya posee.

En este sentido, Rodríguez, Moltó y Bermúdez (1999, p. 5), manifiestan que “los estudiantes en el proceso de enseñanza aprendizaje, por lo general, realizan su actuación a partir de tareas bien precisas y en la mayoría de los casos desconocen el objetivo al cual esas tareas responden, o sea, para qué las realizan”. Si se aspira a que al aprender los conocimientos científicos, el estudiante pueda aprender a orientarse por sí mismo y, lo que, es más, aprenda a actuar como lo hacen los científicos en su vida profesional, se les debe enfrentar a tareas abiertas en las cuales ellos vayan delimitando la situación a resolver.

Se debe tener como propósito fundamental, que la educación científica se convierta en una herramienta social para forjar nuevas capacidades representacionales en los individuos, más allá del cambio conceptual, para promover nuevas formas de conocimiento que se alejen de la inmediatez y la intuición, esos que asumen más fácilmente las creencias culturales  que  a los saberes científicos.  No se puede omitir la cultura en la cual se encuentran inmersos los estudiantes y el profesorado, la cual provee supuestos y creencias desde los cuales se crean representaciones del mundo. Así, para la cultura general, el calor es aumento de temperatura, algo a lo que el  cuerpo humano  es muy sensitivo; de forma que se tiende a pensar que una manta produce calor, cuando lo correcto, es interpretarla como un aislante térmico que reduce el intercambio de energía con el ambiente.

Para lograr una formación de conocimiento científico significativo resulta necesario mostrarle al estudiantado una trascendencia social de lo que debe ser aprendido y hacer que esta se convierta en una trascendencia personal para el estudiante.  De tal forma, que el conocimiento científico involucre valorar y asumir los contextos ambientales, socioeconómicos y tecnológicos con sentido crítico, plantear ideas respaldadas con datos e investigación, reflexionar sobre ellas, verificarlas, contrastarlas y compartir  los conocimientos adquiridos , promoviendo el respeto por las personas y las diversas formas de vida, desde los ámbitos  local, nacional, e internacional.

En el siguiente video Tyler DeWitt, un docente de ciencias, hace una exposición sobre su experiencia pedagógica:



Referencia:
Rodríguez, M. Moltó, E y Bermúdez, R. (1999). Formación de los conocimientos científicos en los estudiantes.         Editorial Academia.


Comentarios

  1. siempre para provocar la reflexión se deben hacer preguntas generadoras que sean retadoras o problematizadoras donde se lleve al estudiante a cuestionar lo que se está abordando.

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